9 de agosto de 2012

Crítica de cine: Bobby, de Emilio Estévez

[20-I-2007]

Anoche fui a ver esta película, escrita y dirigida por Emilio Estévez, hijo mayor de Martin Sheen y hermano de Charlie Sheen. Un actor cuya carrera ha quedado bastante diluída, en comparación con la de sus parientes, pero que esta vez nos ha ofrecido una película realmente meritoria.

Más allá de lo que el título pueda sugerir, esta película no es una biografía de Robert Francis Kennedy (RFK, 1924-1968), hermano menor de John Fitzgerald Kennedy, fiscal general del Estado, senador y candidato a la presidencia; y como su hermano, asesinado, un 6 de junio de 1968 en el hotel Ambassador de Los Angeles, sede central de su campaña electoral en California. No, no va por ahí la cosa, aunque RFK sea protagonista, con su propia voz y sus imágenes, a lo largo del filme. Diversos personajes, algunos reales, otros ficticios, pasan por el hotel Ambassador a lo largo de ese 6 de junio: desde el director (William H. Macy), casado con la peluquera del hotel (Sharon Stone), y que tiene un lío con una de las telefonistas (Heather Graham); dos camareros chicanos (Freddy Rodríguez y Jacob Vargas), con sus porblemas personales en un día de doble turno, y un cocinero con mucha vida a sus espaldas (Laurence Fishburne); el jubilado portero (Anthony Hopkins), cuya vida sigue siendo el hotel, y su amigo y compañero de ajedrez (Harry Belafonte); el racista jefe de cocina (Christian Slater); una cantante alcoholizada (Demi Moore) y su triste marido, un músico en horas bajas (Emilio Estévez); un matrimonio de paso (Martin Sheen y Helen Hunt); el jefe de campaña de RFk en Los Angeles (Joshua Jackson) y su segundo al mando, un joven e idealista (Nick Cannon), así como dos peculiares voluntarios (Brian Geraghty y Shia LaBeouf), que experimentan un curioso "viaje", gracias a un no menos pintoresco camello (Ashton Kutcher); una joven pareja (Lindsay Lohan y Elijah Wood), que se casan el el hotel para evitar que él sea destinado a Vietnam; una periodista checa (Svetlana Metkina), que trata de entrevistarse con RFK, al que compara con Alexander Dubcek durante esa Primavera de Praga,... y el propio RFK, con sus palabras, sus discursos y sus imágenes. 

Es esta una película coral ambientada en un momento complejo de la historia reciente estadounidense: los convulsos años 60, el final de los mismos, cuando Vietnam, la crisis de la conciencia del país, el movimiento hippy y el final de la utopía iniciada por John Kennedy a principios de década se juntaron a un mismo tiempo. Unos momentos en que la juventudo estadounidense, en su mayoría, se rebeló contra la sociedad heredada de sus padres, contra un Gobierno que ha metido el país en el conflicto del lejano Vietnam. Unos años en que muchos creyeron que se podría cambiar el mundo, y que ese cambio pudieron simbolizarlo hombres como JFK, asesinado en 1963, y posteriormente su hermano RFK. Estévez se ha centrado en este período y nos sugiere que las cosas pudieron haber sido diferentes si RFK no hubiese sido asesinado. A lo largo del filme, RFK, a través de discursos e imágenes, se presenta como el defensor de los ciudadanos, de sus necesidades, de sus deseos.

Posiblemente, si RFK hubiese llegado a la Casa Blanca, las cosas hubiesen sido muy diferentes. EEUU se habría ahorrado un trauma mayor del que estaba ya sufriendo en Vietnam. Los programas sociales de John Kennedy, que éste apenas inició, siendo su sucesor Lyndon Johnson quien, bajo el lema de la Gran Sociedad, lo llevó a cabo en gran parte, hubiesen llegado aún más lejos. La plena implantación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y su ampliación era uno de los objetivos de RFK. Salir de Vietnam, continuar la política de distensión con la URSS, una política exterior menos agresiva,... formaban parte del programa de RFK. La lucha contra Richard Nixon por la presidencia muy posiblemente se habría resuelto a su favor, con una mayor distancia de votos que al que Nixon tuvo con su hermano John.

La película refleja muchos de los problemas de la sociedad del momento: la cuestión de Vietnam, la crisis de valores, los problemas raciales (no sólo con los negros, sino también con los latinos), los graves problemas sociales y económicos de algunas zonas del país (las menos favorecidas), etc. Junto a todo ello, el desencanto, la crisis de un país, el final abrupto del sueño que los Kennedy encaranaron, etc. La película es muy complaciente con la figura de RFK (sobre el que se podría hablar largo y tendido) y recuerda positivamente su memoria y lo que pudo ser. Estévez cree que con su muerte desaparecieron muchos de los sueños, las ilusiones y las esperanzas, por no decir todas, que muchos estadounidenses tenían depositadas en esta casi dinastía real norteamericana. Después vino el gobierno de Nixon, todo un personaje, que simbolizó lo peor del país y cuya presidencia fue un trauma para un país del que le costó años recuperarse. Si El asesinato de Richard Nixon (2004) fue también un retrato de una época y una sociedad, Bobby es también un análisis sociológico de la misma, apenas unos años antes.

Película que vale la pena ver y disfrutar, con un guión excepcional y una sensibilidad especial en algunas escenas (y mucho humor en otras). La música de Mark Isham ayuda a contextualizar las emociones que surgen a cadas momento. Y, sobre todo, las actuaciones de un gran plantel de actores, de entre los que quisiera destacar a Laurence Fishburne, Anthony Hopkins, Martin Sheen, Helen Hunt, William H. Macy, Sharon Stone y Demi Moore; además de recuperar para la pantalla a Harry Belafonte. Y el joven actor Freddy Rodríguez, cuyo papel refleja inocencia y la nobleza perdidas esa noche de junio de 1968.

Un último apunte: la película fue rodada en el hotel Ambassador semanas antes de que fuera demolido.

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