4 de septiembre de 2012

Crítica de cine: ¿Hacemos una porno?, de Kevin Smith

[22-VI-2009]

En 1994 Kevin Smith, un joven y desconocido director de cine, realizó Clerks, su opera prima, ambientada en un badulaque de Nueva Jersey durante un día. El protagonista era Dante Hicks (Brian O'Halloran), un joven perdedor que no sabe lo que quiere de la vida, bien acompañado de su amigo Randal (Jeff Anderson), que pasa más tiempo en el antro de Dante que en su propio curro, y a menudo "asaltados" por dos camellos de tres al cuarto, Jay (Jason Mewes) y Bob el Silencioso (el propio Kevin Smith). A través de unos diálogos ágiles y ácidos, Smith nos planteaba la situación de una serie de individuos sin rumbo en una ciudad de Nueva Jersey, estado natal del director y escenario de todas sus películas. La película, de reducidísimo presupuesto (se hizo en blanco y negro para ahorrar costes) fue un éxito y le abrió las puertas al amigo Kevin para nuevas realizaciones: la prescindible Mallrats (1995), la soberbia Persiguiendo a Amy (1997, su mejor película hasta ahora), la irreverente Dogma (1999, con la que me reí muchísimo), la gamberra Jay y Bob el silencioso contraatacan (2002) y Una chica de Nueva Jersey (2004, que no he visto). Vistos sus últimos batacazos (sobre todo en crítica), Kevin Smith decidió en 2006 recuperar a los personajes de su primera película y realizó Clerks II, divertida pero algo falta de la chispa inicial. Y ahora, vuelve a la comedia gamberra y procaz con ¿Hacemos una porno?

Zach (Seth Rogen, ya "especialista" en comedias gamberras) y Miri (Elizabeth Banks), antiguos compis de instituto, viven juntos. Él trabaja de camarero en un local estilo Starbucks. Van sobreviviendo, comprando por internet artículos del todo inútiles, pero se les acumulan las facturas. Su vida social no es mucho mejor; incluso pasan algo desapercibidos en la fiesta del 10º aniversario de la graduación, donde recuerdan momentos como marginados en el instituto (a destacar el papel de Justin Long como el novio - y actor gay - de quien fue la estrella deportiva del instituto). Pero la cosa toca fondo cuando les cortan agua y luz. ¿Qué hacer? A Zach se le enciende la bombilla: ¿y si rodamos una peli porno?

A partir de aquí comienza la parte más absurda de la película: el casting, el guión, las primeras escenas de rodaje,... Ya os podéis imaginar, los que hayáis visto películas de Kevin Smith, por dónde van los tiros. Jason Mewes (Jay en otras películas) hace esta vez de un actor con "dotes interpretativas" aunque con la sesera algo vacía. Jeff Anderson (Clerks y Clerks II) interpreta al cámara. Craig Robinson interpreta al "productor" (y compi de curro de Zach) negro y con el rollo racial. Smith recupera a la pornostar Traci Lords para un papel en la película. Como no podía ser menos, el rollo Star Wars tiene que aparecer de alguna manera en una película de Kevin Smith, y esta no podía ser menos: Zach y Miri planean rodar una parodia porno de la saga, Star Warras, pero, claro, las cosas se complican...

El guión es fresco, procaz, gamberro, como ya nos tiene acostumbrados Smith. Pero, la cosa se desmanda un poco en la parte final. El gamberrismo se convierte en una comedia romántica al uso; de hecho, se ha tildado a Smith de mojigato conservador en la evolución de la trama, desde un lenguaje made in Jay y Bob el Silencioso a una historia tópica y típica. ¿Cómo es posible, dicen, que la cosa empiece de una manera gamberra y al final, prácticamente, se olvide el estilo original para, prácticamente, que la chica de la peli porno se acabe casando? Posiblemente, estas críticas no estén faltas de razón, pero, amigos, se trata de una comedia para pasar el rato, ¿qué más quieren?

En resumen, pasas una hora y media bastante entretenido, te ríes con el desparpajo de los personajes y con las situaciones (no perderse los títulos de crédito finales, por cierto). Es el estilo Kevin Smith, aunque anteriores películas estuvieron mejor (Persiguiendo a Amy, por ejemplo) que la presente. Pero, ¿quién da más?

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