27 de octubre de 2013

Crítica de cine: Todos queremos lo mejor para ella, de Mar Coll

Mar Coll (n. 1981) es, a pesar de su juventud, una directora de cine madura en la concepción de sus historias y en el modo de presentárselas al espectador. Surgida de la cada vez más influyente cosecha de la Escola Catalana de Cinema (ESCAC), como Kike Maíllo o Juan Antonio Bayona, ya demostró talento con Tres dias con la familia en 2009 y vuelve con una película que en muchos sentidos es parecida a su ópera prima. Lo interesante de su, por ahora breve filmografía, es esa mirada sobre un tema tan manido como es la familia. Es curioso, por otro lado, como recientemente el cine español pone de nuevo su atención en el concepto de la familia desde puntos de vista muy diversos: Daniel Sánchez Arévalo en La gran familia española) con un tono festivo, Álex de la Iglesia y ese particular matriarcado en Las brujas de Zugarramurdi, los hermanos Pastor en la construcción de una joven familia en Los últimos días, Gracia Querejeta y un estilo más convencional en 15 años y un día... La familia quizá nunca haya estado tan presente en el cine español actual... o quizá nunca haya dejado de estarlo. 

Geni (excepcional Nora Navas) sufre, un año después, las secuelas físicas y especialmente emocionales de un severo accidente de coche. Su vida ya no volverá a ser igual, y no sólo por esa rodilla afectada y qe la obliga a cojear. Su mente, su psique, ya no es la misma: cambios de humor, lagunas de memoria, una tartamudez que le sobreviene cuando se pone nerviosa y sobre todo una fragilidad que la cohíbe, que la fractura por dentro. El título de la película es más que elocuente: la familia de Geni, burguesía barcelonesa acomodada, tratan de ayudarla y desean que se recupere, pero en realidad lo hacen más figurada que literalmente. A unas hermanas voluntariosas pero algo distantes (Clara Segura, Àgata Roca) y un padre que no acaba de entender lo que pasa por la mente de su hija, se añade un marido, Dani (Pau Durà), que trata a Geni como si fuera una hija, más que como su esposa. Todos se preocupan por Geni, desde luego, pero no entienden qué quiere la propia Geni. Y ella quiere recuperar el tiempo perdido o volver a los tiempos de la primera adultez. El encuentro en una entrevista de trabajo con Mariana, una amiga de quince años atrás (Valeria Bertuccelli), destapará para Geni los deseos, las dudas, los miedos y especialmente el deseo de huir, de evadirse, de desaparecer.

Película que comienza con un notable interés, Todos queremos lo mejor para ella evoluciona en su desarrollo hacia una extraña distancia del espectador respecto la protagonista... o esa ha sido mi sensación. El espectador es prácticamente el único que ve a Geni en toda su complejidad: nadie más podrá entender qué pasa por su cabeza, qué dudas tiene, cómo es la soledad que hierve en su interior y que la fuerza a dar el paso definitivo. Y, sin embargo, no he podido empatizar del todo con el personaje... y eso que lo tenía todo a favor, pues Geni no da lástima, pero tampoco me emociona. Comprendo sus frustraciones, pero espero de ella, ya a los treinta y ocho años (mi misma edad), algo más que una huida constante hacia adelante. Pues lo tiene todo para conseguirlo, o al menos lo parece: una posición desahogada, una familia preocupada, toda la vida por delante para superar los traumas... Probablemente estoy siendo injusto con el personaje que ha creado Mar Coll. Pero a medida que avanzaba la película me he sentido más desconcertado que preocupado por Geni. Y también probablemente el problema se más mío, en mi relación con el personaje, que de la película. También es cierto que la focalización de la atención en Geni deja a los demás personajes en un segundo plano (quizá con la excepción de Dani, el marido), especialmente en el caso de la hermana pequeña con una peculiar (y rozando la adolescente) manera de ser, o el padre, un patriarca que ya en la mirada ves que no entiende a sus hijas. Luego está el caso de Mariana, que causa una cierta antipatía con su desastrado estilo de vida, sin que tampoco te den más pistas de por qué ella es así. En última instancia se podría decir que las vidas de estos burgueses acomodados te importan poco...

Interesante película, con todo, aunque el desconcierto planea sobre la misma en gran parte de su metraje. Y que demuestra que, a sus treinta y dos años, Mar Coll es una directora a seguir. Sin dudarlo.

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