1 de abril de 2016

Crítica de cine: Orgullo + Prejuicio + Zombies, de Burr Steers

Crítica publicada previamente en Fantasymundo.

Jane Austen comenzó Orgullo y prejuicio (1813), la más popular de sus novelas, con una frase que se ha hecho tan famosa como las que escribieran Lev Tolstói para el inicio de Anna Karenina o Charles Dickens para el de Historia de dos ciudades: «es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa». Seth Grahame-Smith –autor también de Abraham Lincoln, cazador de vampiros (2010) que también tuvo su respectiva adaptación cinematográfica un par de años después– «reescribió» la novela de Austen y la «adaptó» al fenómeno zombi; y comenzó su versión con una frase que, a su manera, homenajea el original: «es una verdad universalmente reconocida que un zombi que tiene cerebro necesita más cerebros». La novela, más o menos pertinente (¿hasta qué punto Grahame-Smith es realmente el «autor» de unos personajes que no son suyos?) inició una moda de adaptar personajes clásicos a la coyuntura zombi tan de moda (en cine y televisión) en los últimos años (Lazarillo, Don Quijote, las protagonistas de La casa de Bernarda Alba,…) que, seamos sinceros, se nos ha ido de las manos. Pero los productores de cine no dejan pasar la oportunidad de llevar un texto de éxito a la gran pantalla y he aquí que llega a las nuestras Orgullo + Prejuicio + Zombies, dirigida por Burr Steers, que también se hace cargo de la (ya es redundante decirlo) adaptación de la novela al guion.

La trama de la película (y de la novela) es una versión, digamos, alternativa de la que presentara Austen: a principios del siglo XIX, una plaga de zombis (originada en las colonias) ha invadido Gran Bretaña y ocupado Londres, alrededor de la cual se establecer un cordón sanitario. En el condado de Hertfordshire viven los Bennet, familia que el lector de la novela original conoce de sobra, así como las cuitas del padre de familia (interpretado aquí por Charles Dance) para encontrar maridos para sus cinco hijas, entre las que destaca Elizabeth, «Lizzy» (Lily James). Cinco hijas que, en este mundo alternativo, son expertas en arfes marciales (educadas en China, mientras que en las familias aristocráticas se educan en la misma especialidad pero en Japón, de modo que no se pierda el prejuicio social que ya estaba presente en la novela de Austen, donde era la fortuna familiar lo que marcaba distancias). Pues hay que hacer frente a los zombies o los «no muertos», que se nutren de cerebros y cuya mordedura provoca que la víctima se convierta a su vez en zombi. La llegada del joven y acaudalado Charles Bingley a la zona, para hacerse cargo de su propiedad en Netherfield Park, induce a la señora Bennet a emparejarlo con alguna de sus hijas (sabemos que Jane, la mayor, se enamorará de él), mientras que un primo de la familia, el clérigo Parson Collins (Matt Smith), presumible heredero de la finca Bennet (ya que sólo los hombres pueden heredar los bienes rústicos en la Inglaterra de principios del siglo XIX), también llegará para casarse con una de las muchachas Bennet, a poder ser Lizzy. Pero esta (como sabemos bien), ha establecido una relación de admiración y odio respecto el orgulloso y arrogante señor Darcy (Sam Riley), amigo íntimo de Bingley. En fin, la trama que conocemos de la novela austeniana, con el universo zombi de por medio. 

La película de Steers combina la lucha apocalíptica contra los zombis de toda la vida con el «guion» que estableciera Austen y un tono de comedia que le viene bien a la cinta. Entre baile y baile en Netherfield Park, entre cada proyecto matrimonial que la indiscreta señora Bennet conchaba para sus hijas y entre las diversas escenas de dimes y diretes entre Lizzy y Darcy –acerca del orgullo y el prejuicio que dan título a la novela–, asistimos a los ataques de los zombis y a las respuestas violentas de los humanos aún no infectados. Vamos, qué os voy a contar, espectadores de The Walking Dead. El mérito de la película está en combinar todos los elementos y mantener en pie una trama ágil que, poco a poco –y al margen de que sepamos que la historia de Lizzy y Darcy acabará como tiene que acabar–, se abre hacia un pastiche paródico y sangriento, y en el que acabará jugando un rol especial el villano de la novela: el despreciable señor Wickham (Jack Huston). Por el camino, nos haremos a la idea de que las hermanas Bennet llevan dagas bajos sus vestidos (para lo que pudiera pasar), los zombis se preparan para la gran hecatombe humana final (Jinetes del Apocalipsis incluidos), y la etiqueta y el elitismo propios de una alta sociedad británica siguen tan en boga en el filme como en la novela de Austen; incluso resulta curioso ver a una muy «diferente» lady Catherine de Bourgh en la piel de una guerrera Lena Headey (y sin dejar de acordarnos, en comparación, de Judi Dench en el mismo rol en la espléndida película de Joe Wright de 2005 que protagonizara Keira Knightley). 

Pero estamos ante un producto que, inevitablemente, acaba por provocar indiferencia. Sí, tiene una cierta gracia meter a los zombis en las andanzas de los Bennet, Darcy, Bingley y Wickham de la novela de Jane Austen… pero ¿para qué? ¿Para simplemente contarnos la historia que ya conocemos pero con zombis como enemigos a los que hacer frente? ¿O, más bien, para seguir estirando el chicle zombi? (apostamos por esto último). Nos entretenemos con el punto de partida, sí, pero a medida que avanza el metraje la película (que es bastante entretenida, que conste en acta) va calando esa sensación de indiferencia, de inanidad incluso; de que para este viaje no hacían falta tamañas alforjas. Queda el gancho para los que no están saciados de zombis y acudan a las salas de cine… aunque también la sensación de que con Bienvenidos a Zombieland (Ruben Fleischer, 2009) ya se había cumplido (y bien) con la fórmula zombis + comedia = éxito. ¿Era necesario acudir ahora a la novela de Jane Austen? Sea como fuere, el entretenimiento está asegurado… pero no le pidamos mucho más a este olmo. Tan sólo esperamos que no sea el inicio de más adaptaciones de novelas y personajes clásicos al ya cansino universo zombi. Cielos, no…

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